sábado, 28 de junio de 2014

El sombrerón

La leyenda del sombreron fue muy difundida en Chiapas, allí se cuentan innumerables casos de apariciones de este ser malvado y extraño, que siempre anduvo vagando por esos territorios, los casos más recordados de testigos como por ejemplo los de Tuxtla Gutiérrez siempre dan cuenta de lo mismo, su aspecto sombrío, su montura, siempre llevaba un machete, pero por sobre todas las cosas su sombrero descomunalmente grande. Dicen que siempre le gusta hacer bromas a las personas, en este caso en el sur de Tuxtla siempre aparecía como un hombre en un campo despoblado que brindaba ayuda a las personas que estaban perdidas, las guiaba por malos caminos, las confundía y las perdía, luego les hacia muecas espantosas con la cara para que se den cuenta de que él era el sombreron, luego huía o desaparecía.

lunes, 16 de junio de 2014

La mano cortada

Había una casa en medio de un inmenso campo, lejos de la urbanización, donde vivían una mujer y su marido. Este último partía a labrar el campo todas las noches, pues por la tarde siempre hacía un calor sofocante. Siempre, sobre la medianoche, se podía oír el labrar del hombre en la tierra...

Una noche la pareja tuvo una gran discusión. Al llegar el hombre a casa después del trabajo, la mujer cortaba unas verduras para la comida. Él le pidió un vaso de agua para su resecada garganta; ésta se dispuso a dárselo, pero recordando la pelea anteriormente sucedida, a ésta se le cayó el cuchillo que empuñaba, con tan mala suerte, que le rebanó la mano a su marido. Este, al ver su brazo inundado en sangre, corrió al coche y se dispuso a ir al hospital más cercano, muy lejos de allí. Esa noche no volvió...


Al paso de los años, una noche, sola la mujer, se dispuso a cocinar su comida. En ese momento empezó a oír el labrar que tanto tiempo había permanecido silenciado, ese labrar al son de un baile macabro... Se dispuso a asomar su tez por la ventana y... no había nadie. El ruido cesó. Y llamaron al timbre, era un vagabundo pidiendo un vaso de agua. Ella no pudo negárselo, y en el momento de dárselo mostró éste las dos manos sobre la mesa. Una entera y otra cortada. La mujer, sin dejar de mirar el muñón solitario preguntó:
- ¿Quién te ha cortado la mano?
A lo que éste respondió:
- !!!!Túuuuuu!!!!