Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando y que te cuidará.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
- ¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
- ¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.
- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando...
-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre!. ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tu le dirás: mamá
jueves, 22 de diciembre de 2011
viernes, 16 de diciembre de 2011
El verdadero amor
Existió una historia de un hombre mayor tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer.
Ella llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
No estaba en absoluto preocupado, sólo... tenía prisa: Ella no se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
Dijo: -Ya no sabe quién soy. Hace ya casi dos años que no me reconoce.
-Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Hablando sin prisas, pensando una respuesta, el buen hombre contesto:
-Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Aquel día tuve que contenerme las lágrimas.
El verdadero amor, pensé, es mirar a otra persona y ver todo lo que el otro es, lo que ha sido, lo que será y lo que ya no es... y que nada importa, sólo el amor.
Ella llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
No estaba en absoluto preocupado, sólo... tenía prisa: Ella no se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
Dijo: -Ya no sabe quién soy. Hace ya casi dos años que no me reconoce.
-Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Hablando sin prisas, pensando una respuesta, el buen hombre contesto:
-Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.
Aquel día tuve que contenerme las lágrimas.
El verdadero amor, pensé, es mirar a otra persona y ver todo lo que el otro es, lo que ha sido, lo que será y lo que ya no es... y que nada importa, sólo el amor.
domingo, 4 de diciembre de 2011
Leyenda de la mujer de la boca cortada
Existe una leyenda en Japón que tiene sus orígenes en la mitología de dicho país. Es la llamada "Kuchisake-Onna" también conocida en castellano como “La mujer con la boca cortada”.
Kuchisake-onna (la mujer con la boca cortada) es una leyenda de la mitología japonesa, la cual versa sobre una mujer que fue asesinada y desfigurada por su esposo, convirtiéndose en un yokai (espíritu demoníaco) que regresó para vengarse.
La leyenda dice que hace mucho tiempo había una preciosa pero vanidosa mujer que se casó con un samurai. La bellísima mujer era amada y pretendida por muchos hombres y acostumbraba a engañar a su marido. El samurai sabía de las infidelidades de su esposa por lo que un día en un ataque de celos y furia le cortó la boca de un lado a otro mientras gritaba:
-¿Piensas que eres hermosa? ¿Quién va a pensar que eres hermosa ahora?-
Se dice que desde entonces una mujer con la cara tapada, por una máscara como la que usan los cirujanos, vaga por las calles de Japón. Cuando encuentra a un hombre joven (mujeres según otras versiones) se acerca y les pregunta con el rostro cubierto:
¿Atashi kirei? (¿Soy hermosa?)
Recordemos que en Japón el uso de máscaras para evitar enfermedades y no respirar el aire contaminado es bastante habitual, por lo que los chicos normalmente al ver sus bonitos ojos y sus suaves rasgos responden que SÍ. En ese momento la mujer retira la máscara dejando al descubierto la horrible hendidura que se extiende de oreja a oreja con una escalofriante sonrisa. Y les pregunta de nuevo: ¿Kore Demo? (¿Y ahora?)
Todo aquel que dice que no, se asusta, grita o muestra el miedo en su cara es atacado por el espíritu que con unas tijeras gigantes les corta la cabeza.
Sí la víctima responde de nuevo que sí ”solamente” le cortará la boca de lado a lado para que sufra su misma suerte. En otras versiones si respondes afirmativamente las dos veces la mujer te seguirá hasta la puerta de casa donde te asesinará igualmente, ya que "kirei" en japonés para hermosa o linda es muy parecido a decir "kire" que significa cortar.
Es imposible escapar de Kuchisake-Onna, puedes salir corriendo pero aparecerá frente a ti de nuevo. Hay varias formas de escapar que varían según la versión de la leyenda:
- Puedes contestar con otra pregunta: ¿Y yo? ¿Soy hermoso? Eso confundirá al espíritu que se quedará pensativo dándote tiempo a escapar.
- También puedes llevar dulces contigo y se los tiras o simplemente se los ofreces quedará contenta con el regalo y te permitirá marcharte.
De manera que tened cuidado con las bellas japonesas que escondan su rostro bajo una mascarilla, pues podrían ocultar algo más que una impactante sonrisa.
Kuchisake-onna (la mujer con la boca cortada) es una leyenda de la mitología japonesa, la cual versa sobre una mujer que fue asesinada y desfigurada por su esposo, convirtiéndose en un yokai (espíritu demoníaco) que regresó para vengarse.
La leyenda dice que hace mucho tiempo había una preciosa pero vanidosa mujer que se casó con un samurai. La bellísima mujer era amada y pretendida por muchos hombres y acostumbraba a engañar a su marido. El samurai sabía de las infidelidades de su esposa por lo que un día en un ataque de celos y furia le cortó la boca de un lado a otro mientras gritaba:
-¿Piensas que eres hermosa? ¿Quién va a pensar que eres hermosa ahora?-
Se dice que desde entonces una mujer con la cara tapada, por una máscara como la que usan los cirujanos, vaga por las calles de Japón. Cuando encuentra a un hombre joven (mujeres según otras versiones) se acerca y les pregunta con el rostro cubierto:
¿Atashi kirei? (¿Soy hermosa?)
Recordemos que en Japón el uso de máscaras para evitar enfermedades y no respirar el aire contaminado es bastante habitual, por lo que los chicos normalmente al ver sus bonitos ojos y sus suaves rasgos responden que SÍ. En ese momento la mujer retira la máscara dejando al descubierto la horrible hendidura que se extiende de oreja a oreja con una escalofriante sonrisa. Y les pregunta de nuevo: ¿Kore Demo? (¿Y ahora?)
Todo aquel que dice que no, se asusta, grita o muestra el miedo en su cara es atacado por el espíritu que con unas tijeras gigantes les corta la cabeza.
Sí la víctima responde de nuevo que sí ”solamente” le cortará la boca de lado a lado para que sufra su misma suerte. En otras versiones si respondes afirmativamente las dos veces la mujer te seguirá hasta la puerta de casa donde te asesinará igualmente, ya que "kirei" en japonés para hermosa o linda es muy parecido a decir "kire" que significa cortar.
Es imposible escapar de Kuchisake-Onna, puedes salir corriendo pero aparecerá frente a ti de nuevo. Hay varias formas de escapar que varían según la versión de la leyenda:
- Puedes contestar con otra pregunta: ¿Y yo? ¿Soy hermoso? Eso confundirá al espíritu que se quedará pensativo dándote tiempo a escapar.
- También puedes llevar dulces contigo y se los tiras o simplemente se los ofreces quedará contenta con el regalo y te permitirá marcharte.
De manera que tened cuidado con las bellas japonesas que escondan su rostro bajo una mascarilla, pues podrían ocultar algo más que una impactante sonrisa.
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