Un hombre llamado Jappán quería llegar a ser el favorito de los dioses; abandono a su familia y todos sus bienes, y comenzó su vida de ermitaño en el desierto. Una vez allí, permaneció día y noche entregado a la devoción.
Los dioses quisieron poner a prueba su virtud y ordenaron al demonio Yaotl –el enemigo- que lo tentara y lo catigara si se rendía. Yaotl le ofreció las criaturas mas hermosas para hacerlo bajar de la alta roca donde se había instalado, pero todo fue en vano. La diosa Tlazolteaotl, interesada en aquel juego, se presento ante Jappán, que al ver su hermosura quedo turbado, y le dijo:
-Hermano Jappán, maravillada de tu virtud y conmovida por tus sufrimientos, quiero reconfortarte. ¿Como puedo llegar hasta ti para hablarte mas cómodamente?
El ermitaño, sin darse cuenta de la trampa que le tendía, bajo de su roca y ayudo a la diosa a subir a ella. Al hacerlo, la virtud de Jappán cayó y enseguida llego Yaotl –y a pesar de todas sus suplicas- le corto la cabeza.
Los dioses lo transformaron en escorpión y avergonzado se escondió bajo la piedra. Luego Yaotl fue a buscar a la mujer de Jappán, Tlahuizin –la inflamada- y la llevo junto a la piedra donde estaba escondido su marido, le contó lo que había pasado y también le corto la cabeza.
Uniéndose a su marido bajo la roca, dieron nacimiento a escorpiones de diferentes colores. Los dioses consideraron que Yaotl se había excedido en su misión y lo transformaron en saltamontes.
martes, 29 de noviembre de 2011
domingo, 20 de noviembre de 2011
El hijo
En los confines de Francia habitaba un piadoso matrimonio de grandes virtudes y profunda religiosidad, siendo los dos muy devotos de la Virgen María. Hacía quince años que se habían casado y no tenían hijos, por lo que, aunque dichosos en su Matrimonio, su anhelo constante era tener un hijo, y continuamente se lo imploraban a Dios y a su Madre divina, sin que hasta entonces hubiesen conseguido el sueño de su vida, en el que cifraban todas sus ilusiones.
No habían perdido, sin embargo, la esperanza de tenerlo, y seguían pidiéndoselo a Dios encarecidamente. Una noche, cuando dormían, se les apareció en sueños santa María anunciándoles que Dios les concedería un hijo, pero con la condición de que le llevasen, cuando fuese mayor, en peregrinación al sepulcro del apóstol Santiago.
Al despertar el matrimonio, con inmenso gozo, se comunicaron sus sueños, convenciéndose, al ver que los dos habían tenido el mismo, de que era una aparición divina, y juntos fueron a dar gracias por ello a la Madre de Dios. Pasados unos meses, la mujer dio a la luz un hijo, varón, al que impusieron el nombre de Jacobo, por devoción al apóstol Santiago, considerándose el matrimonio más dichoso del mundo con aquel hijo que Dios les había concedido.
EI niño se criaba hermoso y guapo, y a medida ,que iba creciendo, iba despertándose su gran inteligencia y aumentándole su bondad, haciendo de él un conjunto de perfecciones que constituía el orgullo de sus padres y el encanto de cuantos le conocían. Cuando ya tuvo quince años, los padres decidieron cumplir el mandato divino, y emprendieron con su hijo la peregrinación a Santiago de Galicia, para postrarse ante el sepulcro del aposto y darle gracias por su merced.
No habían perdido, sin embargo, la esperanza de tenerlo, y seguían pidiéndoselo a Dios encarecidamente. Una noche, cuando dormían, se les apareció en sueños santa María anunciándoles que Dios les concedería un hijo, pero con la condición de que le llevasen, cuando fuese mayor, en peregrinación al sepulcro del apóstol Santiago.
Al despertar el matrimonio, con inmenso gozo, se comunicaron sus sueños, convenciéndose, al ver que los dos habían tenido el mismo, de que era una aparición divina, y juntos fueron a dar gracias por ello a la Madre de Dios. Pasados unos meses, la mujer dio a la luz un hijo, varón, al que impusieron el nombre de Jacobo, por devoción al apóstol Santiago, considerándose el matrimonio más dichoso del mundo con aquel hijo que Dios les había concedido.
EI niño se criaba hermoso y guapo, y a medida ,que iba creciendo, iba despertándose su gran inteligencia y aumentándole su bondad, haciendo de él un conjunto de perfecciones que constituía el orgullo de sus padres y el encanto de cuantos le conocían. Cuando ya tuvo quince años, los padres decidieron cumplir el mandato divino, y emprendieron con su hijo la peregrinación a Santiago de Galicia, para postrarse ante el sepulcro del aposto y darle gracias por su merced.
domingo, 13 de noviembre de 2011
La leyenda del minotauro
minotauro era hijo de Pasifae, esposa del rey Minos de Creta y de un toro blanco enviado por Posidón, dios del mar. Minos había ofendido gravemente a Posidón quien como venganza hizo que Pasifae se enamorase del animal. Fruto de dicha unión nació el Minotauro, un ser violento, mitad hombre, mitad toro, que se alimentaba de carne humana. Para esconder su vergüenza y proteger a su pueblo, el rey Minos rogó al inventor Dédalo que le construyera un laberinto del que el monstruo nunca pudiera salir. Cada nueve años, a fin de apaciguarlo, Minos le ofrecía la bestia, siete mujeres y siete jóvenes que imponía como tributo a la ciudad de Atenas.
En una ocasión, Teseo se ofreció voluntario como víctima, con la intención de matar al Minotauro y liberar a Atenas de un cruel destino. Con la ayuda de Adriadna, la hija del rey, que se había enamorado de él, logro su propósito: Adriadna le ofrece a Teseo un ovillo de hilo que le ha dado Dédalo, el arquitecto del laberinto. Habiéndo atado uno de sus extremos en la entrada y siguiendo el hilo por los intrincados vericuetos del laberinto, Teseo puede, efectivamente, encontrar la salida.
En una ocasión, Teseo se ofreció voluntario como víctima, con la intención de matar al Minotauro y liberar a Atenas de un cruel destino. Con la ayuda de Adriadna, la hija del rey, que se había enamorado de él, logro su propósito: Adriadna le ofrece a Teseo un ovillo de hilo que le ha dado Dédalo, el arquitecto del laberinto. Habiéndo atado uno de sus extremos en la entrada y siguiendo el hilo por los intrincados vericuetos del laberinto, Teseo puede, efectivamente, encontrar la salida.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Una pequeña leyenda de poder...
.- Cuenta una leyenda que había dos niños patinando sobre una laguna congelada.
Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación;
cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.
El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo,
tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas
hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:
-¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso,
es imposible que lo haya podido quebrar,
con esa piedra y sus manos tan pequeñas!!!!
En ese instante apareció un anciano y dijo:
-"Yo se cómo lo hizo".
-"¿Cómo ?", le preguntaron al anciano ,
y él contestó:
-"No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer"...
Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación;
cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.
El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo,
tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas
hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:
-¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso,
es imposible que lo haya podido quebrar,
con esa piedra y sus manos tan pequeñas!!!!
En ese instante apareció un anciano y dijo:
-"Yo se cómo lo hizo".
-"¿Cómo ?", le preguntaron al anciano ,
y él contestó:
-"No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer"...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)